• Cultura

El hábito saludable de la lectura

por María José García Rubio y Ana Merino

19 de julio de 2024

La lectura es uno de los grandes hábitos cotidianos que mejora nuestra vida. Todos deberíamos leer de forma constante y así poder disfrutar de los magníficos beneficios que nos ofrece este ejercicio mental. Al leer, hacemos que nuestro cerebro tenga más plasticidad, active sus conectores, reduzca el estrés, incremente nuestra imaginación y potencie nuestra creatividad. Es como si le diéramos un masaje y le hiciéramos sentirse feliz y relajado, pero también energizado y dinámico. Igual que nos lavamos los dientes por higiene bucal, porque queremos conservar nuestra dentadura sin caries y preservar nuestras encías, o salimos a caminar porque deseamos tener nuestro corazón activo y nuestras arterias sanas, tenemos que cuidar también nuestro cerebro. La mejor forma de hacerlo es dándole libros, páginas llenas de palabras que lo estimulen y hagan piense y desarrolle nuestra voz interior, esa introspección tan necesaria que hace que aprendamos cosas y seamos conscientes de lo que somos y de los que nos rodean.

 

Con la lectura, nuestro cerebro tiene que reorganizarse y eso implica que la zonas formadas y maduras sean flexibles y le ofrezcan un espacio donde esa capacidad nueva, de tan solo seis mil años de existencia, pueda desarrollarse

El cerebro lector es relativamente joven, solo lleva seis mil años formando parte de nuestra realidad frente a los doscientos mil años de la existencia del cerebro humano. Eso significa que no existe un área concreta para la lectura y por ello hay que crearla a través del aprendizaje y la práctica. Esto contrasta con otras acciones vinculadas a los sentidos que estuvieron con nosotros desde el principio: como ver, escuchar, oler, probar o tocar y están ligadas a partes del cerebro especializadas en esa sensación. Pero, con la lectura, nuestro cerebro tiene que reorganizarse y eso implica que la zonas formadas y maduras sean flexibles y le ofrezcan un espacio donde esa capacidad nueva, de esos pocos miles de años, pueda desarrollarse. Son numerosas las áreas cerebrales implicadas en el acto de leer, similares a las que participan cuando vemos las letras, las convertimos de grafemas en fonemas, o les damos significado teniendo que activar las zonas de la memoria, por ejemplo. Entre las diversas teorías que explican el impacto cerebral de la lectura todas apuntan a que el hemisferio izquierdo tiene mucha importancia en la función de la lectura, pero que las conexiones interhemisféricas, y el estímulo que genera la neuroplasticidad también son claves.

 

Si practicamos la lectura nuestro cerebro podrá fortalecer su memoria y segregar dopamina, serotonina y oxitocina, y esto evitará que se oxide o envejezca rápidamente

Hay efervescencia saludable en el cerebro cuando leemos, parece que las cosas buenas se activan. Por eso leer es una forma de cuidarnos y cuidar a los que queremos. Si practicamos la lectura nuestro cerebro podrá fortalecer su memoria y segregar dopamina, serotonina y oxitocina, y esto evitará que se oxide o envejezca rápidamente, por lo que tiene un efecto antienvejecimiento formidable. Tenemos a los neurotransmisores del sistema nervioso central trabajando para hacernos sentir bien. De esta forma, se reduce también el estrés y aprendemos a disfrutar del instante y concentrarnos en el momento.

 

Neurocientíficos y creadores defendemos el efecto terapéutico de la lectura porque sabemos que incrementa la imaginación y la empatía. Cuando leemos nos adentramos en otros personajes generando así una visión en perspectiva que nos permite vincular con otras vidas, experiencias y emociones. De hecho algunos estudios de la Neurociencia han mostrado que la lectura activa procesos propios de la Teoría de la mente. Este concepto implica la capacidad de comprender que otras personas tienen pensamientos y emociones diferentes a los propios. Cuando leemos somos más capaces de comprender que existen otras vidas y otros estados físicos y mentales que cuando no lo hacemos. Un hecho que sin duda refuerza nuestra creatividad e imaginación generando un estado de apertura mental en el lector asiduo. La apertura mental y la imaginación es lo que hace que una sociedad sea más tolerante, avance y prospere. El poso de la empatía, tan necesario, se estimula con la lectura y genera sinergias de convivencia y entendimiento. En conjunto, la lectura genera bienestar social.

 

¿Cómo podemos lograr que en una sociedad todos nos volvamos lectores asiduos? ¿Qué deberíamos hacer para fraguar a nuestro alrededor un compromiso serio con la lectura? Ahora ya sabemos que leer mejora nuestras vidas y permite que el cerebro se estimule, favoreciendo el desarrollo y la mejora de habilidades cognitivas tan esenciales como la concentración y la flexibilidad cognitiva y sin duda, refuerza los aspectos más sanos de nuestras emociones. El siguiente paso es concienciar a los demás, informarles, y educar a los que nos rodean para que entiendan que la lectura es un hábito imprescindible para estar sanos.

 

Se ha demostrado que compartir el hábito de la lectura con los hijos crea vínculos sanos y duraderos por la huella emocional que se le otorga a esos recuerdos y, además, con esto se promueve el hábito de leer en ellos a través del famoso modelado o aprendizaje por observación

Los terapeutas apelan a los beneficios de la lectura como terapia para romper con la ansiedad. ¿Por qué? Porque al leer damos un espacio a nuestro diálogo interno que reduce considerablemente las preocupaciones y los pensamientos intrusivos. También el efecto terapéutico de la lectura se observa en los vínculos emocionales especialmente con los más pequeños de la familia. Se ha demostrado que compartir el hábito de la lectura con los hijos crea vínculos sanos y duraderos por la huella emocional que se le otorga a esos recuerdos y, además, con esto se promueve el hábito de leer en ellos a través del famoso modelado o aprendizaje por observación. Por todo esto, hay que buscar estrategias para motivar a los lectores y ofrecerles lecturas variadas que les estimulen. Cuanto más se lee, más sofisticado y variado suele ser el gusto lector porque al establecerse ese hábito, el lector irá ampliando su abanico de temas y libros. Una afirmación que refuerza el hecho de que la lectura nos genere más apertura y flexibilidad cognitiva ante el mundo exterior.

 

Las bibliotecas y los diferentes centros educativos y culturales deben presionar a las instituciones políticas para que siempre apoyen la lectura de forma transversal y sean conscientes del valor saludable que aporta. No estamos hablando de un simple entretenimiento de consumo, estamos apelando a la responsabilidad social y al cuidado del cerebro a través de la lectura como mecanismo sanador, cohesionador y terapéutico. La lectura puede ser un agente facilitador en la relación cuerpo, mente y emoción que define al ser humano. Si desde los programas educativos, o las políticas públicas se establece el compromiso de fomentar este hábito se podrá llegar a los diferentes grupos sociales que en algunas ocasiones viven aislados de los beneficios del acto de leer. Si se ofrecen los medios y los recursos para llevar la lectura a la sociedad se estará generando un impacto social desmedido hacia una mejor calidad de vida.

 

Y esto sin duda debería ser una prioridad urgente para los organismos que disponen y proponen estos programas sociales especialmente en estos tiempos que corren donde se presume de un exceso de información y la importancia del autocuidado. Pues, ¿acaso no hay mejor cuidado para nuestro cerebro y mejor fuente de inspiración e información que la lectura?

 

 

Si queréis saber más sobre este tema, en el siguiente enlace podéis consultar el diálogo entre las autoras titulado «El impacto cerebral de la lectura como herramienta terapéutica para la sociedad» que tuvo lugar el pasado 9 de julio de 2024:

 

https://eu-lti.bbcollab.com/recording/7cacf6c66e4044b0be90b1ac495043c3

Información sobre las articulistas

María José García Rubio es codirectora de la Cátedra VIU-NED de Neurociencia Global y Cambio Social de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), donde imparte docencia y supervisión a estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Salud. Es doctora en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Autónoma de Madrid y experta en Neurociencias básicas y aplicadas por la Universidad de Valencia.

Ana Merino es directora de la Cátedra Planeta de Literatura y Sociedad y profesora de la VIU del grado de Historia. Escritora, premio Nadal 2020 de novela, y premios Fray Luis de León y Adonáis de poesía. Ha sido Catedrática en Estudios Culturales y Escritura Creativa por la Universidad de Iowa donde fundó y dirigió, entre 2011 y 2018, el Spanish MFA (Master of Fine Arts). Investigadora con 2 ensayos monográficos, 60 artículos académicos y más de 100 de divulgación.