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Generación Blockchain

Cinco tendencias emergentes de la denominada Generación Blockchain

15 de enero de 2024

¿Qué es la Generación Blockchain? según por Carles Feixa

Blockchain es una tecnología digital que literalmente significa “cadena de bloques”. El término fue utilizado primero por Bitcoin en 2009, que creó el logo: una B que imitaba al dólar (). El sentido del concepto es que permite validar la confiabilidad de unos datos en base a su trazabilidad, sin necesidad de una autoridad de certificación superior. Su aplicación no se limita a los usuarios de las criptomonedas: la tecnología blockchain permite crear aplicaciones autónomas sin pasar por intermediarios, lo que conlleva que la información deje de ser patrimonio del emisor y pase a ser resultado de un trabajo colaborativo, descentralizado, en línea, llevado a cabo por comunidades virtuales con un fuerte componente juvenil y lúdico. 

 

Si aplicamos el concepto a la generación actual, podemos relacionarlo con el contexto socioeconómico de la salida de la triple crisis experimentada por la juventud (la económica, la sanitaria y la climática): la búsqueda de nuevos nichos económicos en las redes colaborativas, el trueque o el intercambio de servicios como alternativa a la economía monetaria; la reconciliación con el propio cuerpo y mente tras la pandemia; el cuidado del ecosistema íntimo y planetario como prioridad vital.

Los jóvenes ya no buscan la verdad
en una entidad superior, sino en
las redes de confianza mutua
construidas por ellos y ellas.

Por generación transdigital entendemos la nacida en el tránsito al nuevo siglo, hiperconectada desde la primera infancia en los albores del tercer milenio, que llegó a la preadolescencia en plena crisis, vivió a distancia la emergencia de los movimientos indignados, entró en la juventud coincidiendo con el final oficial de la crisis, pero también con el auge de movimientos neoconservadores, xenófobos (y juvenófobos) a escala planetaria, y en medio de este tránsito se topó con la crisis pandémica. Es, también, la generación que protagoniza la renovación del movimiento feminista, con la implicación de adolescentes y jóvenes en los movimientos #NiUnaMenos y #MeToo. Por otra parte, protagoniza la emergencia del movimiento contra el cambio climático (#FridaysForFuture). La juventud se convierte en la edad de moda, en forma de culto por la imagen, anti-aging, paradigma de la innovación tecnológica y de la experimentación social. Al mismo tiempo, los jóvenes de carne y huesos ven como se consolidan los recortes sociales, educativos y laborales establecidos durante la crisis, se les excluye de la toma de decisiones, y se generalizan intentos de censura o control de la red con la excusa de combatir las fake news.

Para contener el riesgo
de morir de éxito, la juventud
se encadena en bloques para
prevenir un futuro incierto,
generando una inteligencia colectiva,
como los cyborgs.

Aventurándome a ser futurólogo, propongo cinco tendencias emergentes que constituyen las marcas de la Generación Blockchain:

a) Generación # versus Generación .

Cuando los adultos hemos aterrizado finalmente en las redes sociales, convirtiéndolas en fundamento de la posverdad, los adolescentes y jóvenes escapan de las mismas, buscando otros territorios a colonizar. Primero fue Instagram, una red social que privilegia la imagen y las emoticonas. Después empezaron a colaborar en línea con cadenas de metadatos, para liberarse de las ataduras del sistema, pero también para confirmar su condición precaria. Ahora se divierten colectivamente con los memes de Tik-Tok.

b) Espacio global versus No-lugar.

La vuelta globalizada a la localidad, visualizada por ejemplo en la comunidad presencial y online que ocupó las plazas del 15M, corre el peligro de transformarse en un “no-lugar”. La multiplicación de los espacios se convierte en sensación de deslocalización para los jóvenes, perdidos en el no-man’s-land (o mejor en el no-person’s-land) de una adolescencia y juventud prolongadas o eternas (que algunos denominan emerging adulthood y otros adultescencia). 

 

c) Tiempo viral versus Slow Time.

A la salida de la crisis y tras la resaca de los movimientos sociales post 2011, la juventud experimenta la vuelta a un tiempo más pausado, el slow time, que conecta con otros movimientos que elogian la lentitud: slow food, slow travel, slow work, etc. Por una parte, los jóvenes que crecieron en el hiperdigitalismo buscan espacios libres de tecnología. Por otra parte, incorporan plenamente la tecnología en su yo interior, sin el dualismo persona-máquina de generaciones anteriores.

d) Translocalismo versus The Wall.

La crisis de los refugiados, las caravanas de migrantes, y el auge de la extrema derecha a escala global, convierten el translocalismo en construcción de nuevas fronteras, físicas o simbólicas, normalmente erigidas por adultos (nativos territoriales y migrantes digitales) para impedir el paso de jóvenes (migrantes territoriales y nativos digitales). Como sucede con los caminantes blancos de Juego de Tronos, el Muro pretende establecer claras delimitaciones étnicas, de género o generación frente al Miedo al Otro (al diferente). Pero la tecnología blockchain, en este caso, permite romper las fronteras y experimentar con no-lugares transfronterizos.

e) Rizoma versus Holograma.

La revolución rizomática del 15M no se ha extinguido, pero corre en riesgo de transformarse en una fantasmagoría: en holograma. En unos tiempos en que la IA se generaliza, la cultura juvenil parece recrear la Holosección de Star Trek, el espacio de la nave interestelar donde los navegantes se relajaban con juegos de realidad virtual, en forma de hologramas que los transportaban a espacios y tiempos pasados o futuros, reales o imaginarios. Del mismo modo, la mente transdigital de la Generación Blockchain transforma las raíces del rizoma en hologramas futuristas, convirtiéndolos en cazadores de tendencias –trendsetters– capaces de prefigurar la sociedad y la tecnología del futuro.

 

Un artículo de Carles Feixa.  

Información sobre el articulista

Carles Feixa. Catedrático de antropología social en la Universitat Pompeu Fabra. Doctor por la Universidad de Barcelona y Honoris Causa por la de Manizales (Colombia), ha sido profesor en la Universitat de Lleida e investigador visitante en Roma, México, París, Berkeley, Buenos Aires, Santiago de Chile, Newcastle y Lima. Autor o coautor de 50 libros, se ha especializado en el estudio de las culturas juveniles. Ha sido asesor para políticas de juventud de Naciones Unidas y vicepresidente del comité de investigación sobre Sociología de la Juventud de la International Sociological Association.